Vanidad. La virtud absoluta de todos y cada uno. Reconocemos nuestras vanidades en el espejo del otro pero pretendemos hacerlas nuestras, olvidando que somos el reflejo ajeno.

MEDUSA




    La mitología griega nos ha ofrecido imágenes de monstruos y seres espantosos que sembraban el terror entre los hombres. La mayoría de estos seres habían sido humanos de origen pero por razones inéditas fueron castigados por los Dioses siendo transformados en horribles mutantes. Una de ellos fue Medusa. El mito podía varias a través de los años dependiendo del filósofo que narrara su historia, pero la Gorgona con la cabeza poblada de serpientes y el rostro deforme siempre tenía la cruel particularidad de petrificar a todo el que la miraba. "Representa en su mueca el espantoso terror de una alteridad con la cual te identificarás al convertirte en piedra(...)", narraba Jean-Pierre Vernant. La cara del horror. Homero describía en su Odisea cómo la cabeza de Medusa producía un monstruoso terror. Sin embargo la raíz de su historia fue omitida en muchas ocasiones, limitándose al detalle de su espantosa presencia y de cómo el valiente Perseo terminaba con ella.   
    Detallaba Ovidio que originalmente Medusa era una hermosa doncella, "la celosa aspiración de muchos pretendientes" y sacerdotisa del templo de Atenea, pero cuando fue violada por Poseidón, los celos de la enfurecida diosa transformaron su hermoso cabello en serpientes e hizo su cara tan terrible que su mera visión convertía a los hombres en piedra. En el relato de Ovidio, Perseo describe el castigo de Atenea a Medusa como justo y merecido.

      Yo soñé que Medusa se vengaba. Que su historia cobraba vida a través de los siglos de una manera distinta a la que conocemos. Que se resarcía de la injusticia de verse vejada por los mitos de tiranos machistas y ciegos que únicamente pretendían ver el valor y la pureza del hombre a cambio de la cobardía y el pecado en la mujer. Medusa no era mala, no. Pero decidió impartir justicia por ella misma convirtiendo en piedra a todo aquel que osara mirarla. Esa es la verdadera historia.

¿INSPIRACIÓN O COPIA?


        Con el cierre de la semana de la moda de Paris han finalizado varios meses de presentaciones y propuestas de una cantidad más que respetable de diseñadores para la moda del invierno del año que viene en todas las pasarelas del mundo. Ahora llega la resaca de fotos, tendencias varias, análisis y valoraciones personales. Cada seis meses lo mismo. Yo siempre lo he vivido como si fuese la primera vez, con la emoción de la primera salida en un desfile esperado, pendiente de todos los detalles que mi vista pueda abarcar mientras que mi cerebro va almacenando y ordenando cada elemento, desde la medida del corto de una falda o el hombro abullonado de una blusa hasta el tejido que han utilizado para forrar un botón. La desventaja de ser tan minuciosa, y a eso sólo se puede llegar cuando se han visto infinidad de desfiles a lo largo de toda la vida, es que el ojo crítico supera al hechizo del primer momento y no puedo evitar desangrar cada propuesta al detalle y echar mano de mis archivos o en cualquier caso de mi atestada memoria para comparar a cada diseñador con sus colecciones de otras temporadas e incluso, con otros diseñadores. Y ahí viene el lío. Las comparaciones son odiosas, pero en este mundo del patronaje y la tendencia, son inevitables. Una vez llegada a este punto, reflexiono sobre dichas comparativas sin poder evitar sentirme algo decepcionada por la falta de creatividad. Porque en mi opinión, un creador crea, y no se limita a seguir un patrón repetido durante tanto tiempo llegando a rozar el límite de la copia con la excusa de la inspiración. ¿Deberían algunos diseñadores empezar a pensar en su retiro para dar paso a otros talentos con más actitud y una vocación artística menos contaminada?

        La siguiente tira de imágenes es una pequeña selección que me he visto obligada a reducir por falta de tiempo y espacio. Porque hay más. Muchas más.

    Jil Sander f/w 2009                                                  Yves Saint Laurent f/w 2008

    Dolce&Gabbana s/s 2009                                 Valentino resort 2010

    Jose Castro                                                            Markus Lupfer

    Prada s/s 2005                                                        Lanvin s/s 2009

    Pucci f/w 2010                                                      Balmain f/w 2010

    Rodarte s/s 2011                                                     Prada s/s 2010

    Jil Sander f/w 2009                                                Lanvin f/w 2008

       Ruffian f/w 2008                                                 Balenciaga s/s 2006

MADE IN USA


      ¿Cuánto nos puede enseñar una simple fotografía? ¿Qué sentimientos se intuyen en una mirada congelada en el papel? ¿Es posible que una sola imagen nos cuente una gran historia? Imagino que, de una forma u otra, cada momento ocurre y existe dependiendo de los ojos que lo miren.
        Hace unos días encontré por casualidad esta fotografía de Terry Richardson de 1998, ella es Christina Ricci. Y quedé fascinada.
        La esencia que desprende de la América profunda es sobrecogedora. Me atraviesa una mirada dura y desafiante pero infantil a la vez. La inocencia que mira con rechazo todo cuanto la rodea pero que sin embargo sabe que es su sitio, su hogar y no puede hacer nada por evitarlo y cede libremente a vivir una vida sombría que nunca deseó pero que le pertenece. Se mantiene preparada a la espera de que ocurra algo trágico en este lugar inhóspito y decadente, perdido en algún basto paisaje de Kansas o Arizona, porque algo ocurrirá tarde o temprano, ella lo sabe y todos los que la rodean también. Es la esencia del lugar y de la gente que lo habita. El padre que bebe y abusa de ella. La madre que quiere ignorarlo. El trabajo duro. El vestido barato. La casa humilde. Si alguna vez hubo un sueño pronto dejó de existir dando paso al amor resignado por lo que conoce y al rencor por lo que ignora, tal y como le enseñaron. La historia, efectivamente, termina en tragedia. Seguramente mate a toda su familia, los corte a trozos y los entierre en un congelador o algo parecido. Pero para ella no es tragedia. Es triunfo. Porque, de todos, ha sido la única que ha llevado a cabo aquello para lo que nació. Es hija legítima de esa tierra. El orgullo de su patria.

GUCCI: EL TRAJE


      
       A ver, a ver, que este título no de lugar a malentendidos que luego a una le cuelgan el santito y ya tenemos el lío armado. Desde luego que Gucci nunca ha sido una de mis firmas favoritas y ni siquiera se acerca al ranking de las casibuenas. Eso lo sabe todo el mundo. También desde luego, que EL TRAJE con mayúsculas tiene otras alternativas mucho más satisfactorias como Tom Ford, Zegna o Bottega Veneta. Eso también lo saben la mayoría de hombres que tienen un mínimo interés en ir bien vestidos. Pero aunque tenga unas preferencias claramente marcadas no tengo por qué obviar el resto de alternativas que se me ofrecen, que no son pocas, por un motivo muy simple: no me apetece perderme nada importante por tener prejuicios. Así ha sido.Y ha valido la pena. El magnífico corte, caída, color, tejido, forro, cosido, y todos los etcs que sean necesarios para calificar un perfecto traje de Gucci de la colección para este invierno que vi hace unos días me dejó sorprendida y maravillada. Y que una prenda de ropa me complazca de esa manera tiene una gran importancia para mí. Así que, muy a pesar de mi orgullo modernil, de ahora en adelante voy a empezar a considerar Gucci como buena alternativa masculina, que no femenina ojo, porque se lo merece, porque a Frida Giannini siempre le he tenido mucha tirria pero desde hoy ha empezado a ganarse mi respeto, porque en esta vida hay que saber dar oportunidades. Y porque me da la gana. Ea.