Vanidad. La virtud absoluta de todos y cada uno. Reconocemos nuestras vanidades en el espejo del otro pero pretendemos hacerlas nuestras, olvidando que somos el reflejo ajeno.

GUCCI: EL TRAJE


      
       A ver, a ver, que este título no de lugar a malentendidos que luego a una le cuelgan el santito y ya tenemos el lío armado. Desde luego que Gucci nunca ha sido una de mis firmas favoritas y ni siquiera se acerca al ranking de las casibuenas. Eso lo sabe todo el mundo. También desde luego, que EL TRAJE con mayúsculas tiene otras alternativas mucho más satisfactorias como Tom Ford, Zegna o Bottega Veneta. Eso también lo saben la mayoría de hombres que tienen un mínimo interés en ir bien vestidos. Pero aunque tenga unas preferencias claramente marcadas no tengo por qué obviar el resto de alternativas que se me ofrecen, que no son pocas, por un motivo muy simple: no me apetece perderme nada importante por tener prejuicios. Así ha sido.Y ha valido la pena. El magnífico corte, caída, color, tejido, forro, cosido, y todos los etcs que sean necesarios para calificar un perfecto traje de Gucci de la colección para este invierno que vi hace unos días me dejó sorprendida y maravillada. Y que una prenda de ropa me complazca de esa manera tiene una gran importancia para mí. Así que, muy a pesar de mi orgullo modernil, de ahora en adelante voy a empezar a considerar Gucci como buena alternativa masculina, que no femenina ojo, porque se lo merece, porque a Frida Giannini siempre le he tenido mucha tirria pero desde hoy ha empezado a ganarse mi respeto, porque en esta vida hay que saber dar oportunidades. Y porque me da la gana. Ea.