Vanidad. La virtud absoluta de todos y cada uno. Reconocemos nuestras vanidades en el espejo del otro pero pretendemos hacerlas nuestras, olvidando que somos el reflejo ajeno.

EN PORTADA

         Hubo un tiempo en que los diseñadores de moda se limitaban a saludar escuetamente al final de sus desfiles y no se volvía a saber de ellos hasta la temporada siguiente. Algunos de ellos, como Balenciaga por ejemplo, ni siquiera concedían entrevistas en prensa.Una actitud razonable, la verdad. Aunque hoy en día, impensable. Las estrategias de márketing han cambiado con los años y el mismo ego de los creativos ayuda bastante a favorecer este hecho. El protagonismo de la prenda va a la par con el de la persona del diseñador y una cosa no se vende sin la otra. Ellos y ellas han pasado de vestir a los famosos a serlo ellos mismos.

    Queremos verlos en las alfombras rojas. Queremos que los sigan los paparazi. Queremos cotillear sobre sus vidas privadas. Los queremos en portada.