Vanidad. La virtud absoluta de todos y cada uno. Reconocemos nuestras vanidades en el espejo del otro pero pretendemos hacerlas nuestras, olvidando que somos el reflejo ajeno.

QUERENCIA




       El sentimiento de saber que se pertenece a un lugar es muy reconfortante. Es como si alguna vez me hubiese perdido, siendo incapaz de encontrar mi casa, y dar vueltas desesperada buscando un punto en concreto que me sea familiar y que pueda reconocer en el laberinto de todos los lugares extraños y desapacibles que me rodean en ese momento. Y de pronto giro una esquina y ahí está, esperándome. Mi hogar. Que me recibe con los brazos abiertos y media sonrisa de reproche maternal, regañándome por haber tardado tanto. Yo, como hija encandilada que soy, me deleito contemplando la pureza de sus formas y el milagro de su paisaje. Me abandono a su voluntad dejándome guiar por la calma del resplandor de sus amaneceres. Estoy en casa y me siento segura.
      El corazón me arrastra y Lúxor espera.