Vanidad. La virtud absoluta de todos y cada uno. Reconocemos nuestras vanidades en el espejo del otro pero pretendemos hacerlas nuestras, olvidando que somos el reflejo ajeno.

ALTA COSTURA Y CELOFAN



   Fecha, 5 de julio de 2010
   Lugar, París
   Acontecimiento, desfile AC de Dior
  

    No es por criticar. Que va. Sólo me pregunto en que momento al gran Galliano se le fue la inspiración. Cada temporada una chispa de esperanza me conduce ansiosa ante el desfile más esperado. Y cada temporada vuelvo a dar carpetazo jurándome que nunca mais.  Supongo que muy dentro de mí todavía se rememoran aquellos grandes momentos de locura y desenfreno en que la Alta Costura de Galliano para Dior era un paréntesis sublime en el estricto escenario de la ropa hecha a medida. Hoy me doy cuenta de que lo repetitivo no es sublime. Y que el talento no es para siempre. Se acaba. Se agota. Se rompe de tanto usarlo, como cantaba la más grande y olé. El aderezo de la escena colorido-floral  puede despistar en un primer impacto, y morbosamente concluyo que eso es lo que pretende el diseñador: disfrazar la carencia. Pero la distracción dura un segundo, porque al segundo número dos ya me he percatado del engaño. Los cambios bruscos de tejido y el derroche de color no esconden la vulgaridad y la disposición mal acabada de las prendas. Me atrevería a decir incluso, aunque quizá sea una locura pero es mi impresión, que están mal cortadas. Y para rematar, por si  todo ésto no fuese suficiente, la falta de innovación e  ingenio confirman mis sospechas, porque es una tira de imágenes repetidas y mezcladas de otros años(¿y de otros diseñadores?) pero con distintos adornos. Sé, que como yo, muchos os sentiréis embaucados por esta mentira. Somos espectadores de los últimos coletazos en Dior de un gran creativo que un día nos reveló mucho pero que, lamentablemente, hoy no tiene nada más que ofrecer. ¿Lo sabrá él? Mejor dicho, ¿lo querrá saber?