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La presencia de Tom Cruise y Cameron Diaz ha provocado un gran alborozo en Sevilla.
Bien. Aunque yo creía que la época de Orson Welles y la España cándida de los cincuenta con hordas de gentío ávido por hacer de carne y hueso las caras de los carteles en papel pintado del cine americano habían pasado. ¡Cuánto tengo que aprender todavía! Ya puestos, sólo pido que Cameron se líe con un torero. A lo Ava. Entonces ya me daré por satisfecha.